Ni sube, ni baja, sino todo lo contrario. Este juego de palabras, excepción hecha de lo acontecido en la jornada del lunes, bien pudiera definir lo que va a ser esta última semana del año. Por supuesto, este anodino comportamiento viene acompañado de un escasísimo volumen, lo que añade a estas sesiones un plus de intranscendencia.
Os dejamos con la contemplación de nuestra gráfica de cabecera de corto plazo en el Santander. Tiene poco que comentar: una directriz bajista (línea roja) nacida con los máximos relativos de octubre que se empecina en cumplir con su labor de freno para la cotización, y un soporte horizontal en el mantenimiento en cierres de los 7,80 euros, donde se dejara un significativo hueco alcista en la jornada del 2 de diciembre. En la zona de los 8,15 y 8,40 euros cotizan las resistencias horizontales más cercanas.
Háganme caso, cojan un buen libro y aprovechen el tiempo en algo que merezca la pena. Las dos sesiones que restan de año son totalmente prescindibles, pase lo que pase.
Nosotros volvemos a tomarnos un descanso. Un día por determinar de la semana que viene (hay que incluir algo de emoción en este apático artículo) reiniciaremos las hostilidades. Feliz Año Nuevo a todos.
