El viernes pasado aún podíamos permitirnos dar a nuestro análisis de Telefónica un título en el que se dejaba constancia de que todavía no se había roto nada especialmente relevante. Hoy, por el contrario, ya no podemos permitirnos semejante lujo. Y es que, lamentablemente, algo sí se ha roto.
Se ha roto la directriz alcista que marcamos en azul en la gráfica adjunta, se ha roto el soporte horizontal que cotizaba en el mantenimiento en cierres de los 10,20 euros y, sobre todo, se ha roto buena parte de la confianza que teníamos puesta en este movimiento al alza iniciado el pasado verano.
Como en la mayoría de los valores nacionales, no se aprecia un entusiasmo especial en estas pronunciadas caídas. El volumen no nos da pistas que nos inclinen a pensar en una fuga de dinero en masa. El precio se estaría cayendo más por una sorprendente inactividad de los alcistas (faltaría gente dispuesta a comprar) que por un ímpetu poderoso de los bajistas (los vendedores, no excesivamente numerosos, no encuentran precios atractivos y venden cada vez más abajo).
Sea como fuere, la última frontera en el medio plazo en el caso de Telefónica está clara: esa línea negra que marcamos en la serie y que cotiza en la zona de los 9,75 euros no debe perderse con claridad. Si lo hiciera, el movimiento al alza iniciado con los mínimos de julio debería darse por acabado y no habría muy buenos presagios sobre lo que pudiera venir después. Por arriba, en la superación en cierres de los 10,68 euros ha quedado marcada a fuego la más inmediata de las resistencias a batir.
Seguiremos los acontecimientos.